Vitaminas, minerales y antioxidantes: los compuestos saludables de los hongos deshidratados

Los hongos comestibles tienen un alto valor nutricional y propiedades medicinales significativas. Contienen entre 19% y 35% de proteínas aprovechables en su peso seco. Además, son fuente de vitaminas como tiamina (B1), riboflavina (B2), piridoxina (B6), cobalamina (B12) y ácido ascórbico (vitamina C). Más de cien especies de hongos han sido estudiadas por sus posibles beneficios para aumentar el sistema inmune.

Los hongos secos son un recurso valioso tanto para consumidores como para cultivadores y recolectores. El proceso de secado permite conservarlos por periodos prolongados, lo cual es beneficioso especialmente cuando se tiene una gran cantidad. El secado puede ser tan simple como exponer los hongos al sol o utilizar un deshidratador hasta que se vuelvan crujientes. Este proceso extiende la vida útil de los hongos, permitiendo disfrutarlos todo el año, sobre todo en invierno.

Desde el punto de vista nutricional, los hongos secos conservan e incluso potencian algunos beneficios de los hongos frescos. Son una excelente fuente de proteínas, vitaminas (especialmente del complejo B), vitamina D y minerales. Respecto a la vitamina D, los hongos contienen ergosterol que se transforma en esta vitamina al exponerse al sol. Consumir hongos secos expuestos al sol puede ser una buena forma de obtener vitamina D adicional en invierno.

Los hongos shiitake secos, por ejemplo, contienen alrededor de 10% de proteína con aminoácidos esenciales. Todos los hongos secos son ricos en antioxidantes como polifenoles y selenio. En cocina se pueden reconstituir y utilizar en variedad de platos, brindando su característico sabor umami. Son un excelente complemento en sopas, guisos, arroces, couscous, se pueden triturar y usar como relleno en ravioles, o saltearlos con ajo y agregarlos en risotto.

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